El Viaje 03

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¿Pueden tres viajar viajar manteniendo una relación estable?
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Parte 3 de la serie de 4 partes

Actualizado 06/07/2023
Creado 02/25/2015
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El viaje, tercera parte

Comparellon

"Esta es la continuación de 'El Viaje', y tal como lo dije anteriormente, se inspiró en una novela escrita por Isaac Asimov hace bastantes años atrás. Espero que no remueva en su tumba por el vuelco que le di a su viaje interestelar, el que presento con mayor desenfado erótico."

********

Desde las paredes circulares, del transparente cubículo de la ducha, comenzaron a salir pequeños chorros de agua a presión que comenzaron la envolver el esbelto y firme cuerpo de Bliss en una suave y tibia nube de vapor. En pocos segundos el agua se escurrió por su rostro, por su cuello y espalda, y bajó por el valle perfecto que formaban sus pechos que apuntaban hacia arriba como los de una adolescente, cubriendo su vientre plano y por afluentes paralelos envolvió su pubis, deslizándose por sus muslos hasta caer por el resumidero. Bliss apretó un botón que decía gel, y una espuma comenzó a cubrir su cuerpo; pasó sus manos por sus pechos, apretando sus pezones. Por un instante se imaginó que esa espuma blanquecina del gel era el semen de Trevize que envolvía todo su cuerpo, se estremeció y bajó sus manos y sus palmas acariciaron su vientre, introduciendo sus dedos índices entre los labios hinchados aún excitados por la reciente incursión de esa dura verga que hacía sólo unos minutos atrás había jugado en ella. Al hacerlo, la imagen vívida del sexo que había tenido con él, la hicieron estremecerse y continuó acariciándose con insistencia. Aún podía sentir cómo la curvada y dura verga de Trevize había penetrado su estrecha vagina, y después de colocarla sobre el mesón de comando, había empezado a golpear su pubis contra el de ella, haciéndola acabar con una intensidad que le pareció mayor que la primera vez que lo habían hecho en su casa. Fue tal, que con asombro vio cómo de su concha salía un verdadero geyser de líquidos, que mojó el vientre de Trevize escurriéndose por sus muslos. Nunca le había ocurrido eso. Y se dio cuenta de lo que le provocaba él. Era tan distinto con Janov; con él, las caricias eran suaves, amorosas; hacer el amor con él era todo más pausado, y ella seguía su ritmo más tranquilo. Ahora se daba cuenta también que sus orgasmos eran también menos intensos, aunque no menos placenteros, tenía que conceder. Ahora, mientras sus manos acariciaban su clítoris, no lograba desechar esas recientes imágenes con Trevize, y siguió acariciándose su vulva con insistencia; es que no podía dejar de pensar en todas las sensaciones que sólo Trevize le provocaba, algo que estaba comenzando a preocuparla, especialmente porque de acuerdo a los cánones morales de ambos hombres, ella estaría engañando a Janov.

Trató de despejar su mente y cogiendo el guante de baño, comenzó a pasarlo por todo su cuerpo para después presionar nuevamente el control de los eyectores de agua caliente. Sus manos recorrieron su vientre y se centraron en su pubis y después se movieron entre sus nalgas, dejándolos sin rastros de su reciente actividad sexual con Trevize. Al recordarlo, sus dedos se movieron nuevamente hacia su pubis, abrieron sus labios aún henchidos por la reciente excitación y los introdujo limpiando el resto de los jugos.

En ese momento se dio cuenta que eran sólo los suyos, Trevize no había eyaculado; al hacer el amor con él había quedado tan perdida, que cuando tuvo su último orgasmo, no se había percatado de ese detalle. ¡Y qué detalle! ¿Era posible que tuviera ese control? Aparte del tamaño y forma de su pene, en ese aspecto él también era muy distinto a Janov, ya que éste normalmente acababa a los pocos minutos de penetrarla, aunque debía concederle que siempre se preocupaba de excitarla bastante previamente, sobre todo haciéndole sexo oral que a ella tanto le encantaba, para que pudiera lograr su orgasmo junto a él.

Permaneció así unos minutos, mientras pensaba que en este momento estaba incorporando un nuevo elemento a las ideas que se venían formando en su mente: la diferencia que existía entre ambos hombres. Sin quererlo ahora estaba comparando su comportamiento sexual ¿Pero, eso era importante para la decisión de contarle a Janov que ella había tenido relaciones sexuales no una, sino dos veces con Trevize? ¿No sería que se estaba confundiendo en colocar en una balanza los sentimientos que tenía por ambos, en lugar de centrarse en tomar la decisión de contarle todo a Janov, lo que sentía por su amigo y de que ella deseaba mantener una relación con ambos? ¿No sería que inconscientemente estaba tomando no esa decisión, sino la de elegir a uno de ellos?

Eso no era lo que le había contado a su tutor, no le había dicho que tenía dudas de cómo contarle a Janov, no le había dicho que sus dudas eran si debía elegir. Ella había sido socializada en su planeta Gaia con un concepto de poligamia, esa era su formación. ¿Y qué diablos le estaba pasando entonces?

En Gaia, era costumbre que la mujer informara a su pareja de turno, de la o las otras personas con las ella estaba teniendo una relación. Si era una simple relación sexual, así se lo transmitía; pero, no era raro también que una mujer terminara teniendo una relación afectiva con dos hombres. Desde la llegada de los colonos inter esterales a Gaia, en los laboratorios, por razones que aún investigaban, se desarrollaron el doble de hombres que de mujeres, por lo que se había generado de forma natural esta costumbre de la poligamia. Por eso para Bliss, esto que había pasado con Trevize, no le generaba ningún remordimiento, es más, lo único que a ella le preocupaba era encontrar el momento más oportuno de contárselo.

Esta dilación le preocupaba también, porque ansiaba poder dormir junto a Trevize. Quería hacer el amor con él, se daba cuenta que hasta ahora sólo habían tenido sexo furioso, casi animal. Sentía que se excitaba sobremanera cada vez que estaba cerca de él, situación que ahora se daba cuenta, no era la misma que con Janov. Por eso que ahora ansiaba tanto poder despertar junto a él, poder acariciarlo sin la premura que estas arrancadas furtivas generaba. Quería estar con Tevize mucho más tiempo, porque se daba cuenta de que a Trevize le encantaba acariciar y besar cada parte de su cuerpo, excitarla hasta el límite antes de penetrarla. ¡Había tantas cosas que ella a su vez quería hacerle!

Cerró los eyectores y accionó el sistema de aire para secar su cuerpo. Levantó su cabellera contra el aire caliente para secarlo y cuando lo tuvo seco, presionó un costado de la pared del cubículo y se abrió, deslizándose suavemente para que pudiera salir hacia la alfombra del baño.

La muchacha se miró en el espejo de la sala de baño y procedió a vestirse. Mientras lo hacía se preguntaba cuánto tiempo había pasado desde que había dejado durmiendo a Janov, había copulado con Trevize y tomado este baño. Por suerte había inducido un sueño profundo a Janov. Y ese momento, nuevamente rondó en su mente la comparación: a Janov podía leerlo como un pañuelo, influir en su mente y no así con Trevize. Siempre había sentido cierto orgullo de sus capacidades mentales, ya que ellas siempre le habían permitido controlar sus relaciones de pareja. Le irritaba ahora el hecho de no tener ninguna clase de control sobre Trevize, incluso sexualmente. ¡El maldito se daba el lujo de gozar con ella, hacerla acabar como una loca y controlar sus propias eyaculaciones! Pero, ahora que lo pensaba, a ella eso le encantaba y contra eso no iba a luchar.

Tomó la pequeña túnica y la olió, pudo sentir aún la mezcla de sus olores y los de Trevize, por lo que la tiró al tubo de lavado y se dirigió desnuda por el largo pasillo de la nave, hacia el cubículo que compartía con Janov.

********

Trevize, después que Bliss dejó la cabina-piloto, se quedó en uno de los sofás pensando. Se sentía mal por su amigo Janov, no sabía cuánto tiempo más podría mantener las cosas en esas condiciones. Tendría que esperar a que Bliss se lo comunicara, ya que ella sí podía argumentarle que era una Gaiana y que esperaba que él aceptara su decisión. Si lo hacía él, sonaría a que se estaba aprovechando de ese conocimiento que ambos tenían, y difícilmente sonaría creíble. Eso, en todo caso, no lo eximía de culpa por tomar esa posición cómoda de dejar todo en manos de Bliss.

Trató de centrarse en lo que tenía que hacer en este instante: hacer despegar la nave anti-gravítica. Se levantó, encendió el panel de control y fijó las coordenadas del viaje.

Observó con detención el mapa estelar, tratando de ajustar la línea de la ruta con la zona en la que esperaba comenzar a explorar. Había varios planetas allí, que talvez tuvieran la información sobre la Tierra o por lo menos, algunos indicios para llegar a ella; había recibido instrucciones precisas del Consejo Imperial de que se requería realizar ese contacto. Muchas decisiones políticas futuras, dependían de ello, ya que había varios planetas que no aceptaban que tenían ese origen común, razón por la cual querían escindirse de la tutela del Consejo.

Todo estaba listo para el lanzamiento. Pensó unos instantes y se dio cuenta de que siempre que lo iniciaba, le seguía pareciendo tan increíble que esta nave pudiera cubrir cientos de veces las distancias que a los antiguos colonos en sus viajes de exploración, les había tomado años luz en cubrir.

De pronto su mirada se dirigió al sofá lateral y pudo observar que estaba manchado por la humedad que habían dejado él y Bliss no hacía mucho. Oprimió un botón de mando en el tablero para enviar la señal al robot que se encargaba de la limpieza.

Miró la pantalla holográfica que fijaba la ruta y oprimió el botón de lanzamiento. Sólo una pequeña vibración de la sala le indicó que estaba en ruta, más bien debía decir 'estamos en ruta'. Sintió un pequeño cosquilleo en la boca del estómago, que le señalaba que estaban en la velocidad correcta. Miró la pantalla que se iluminaba con esa luz brillante por la velocidad que llevaba la nave en ese momento, indefinida y que indicaba todo lo que debía saber, pero que al mismo tiempo lo dejaba lleno de nuevas preguntas. ¿Lograremos esta vez encontrar la ruta hacia los planetas que podrían darles las respuestas que tanto tiempo buscaban: Saber cuál había sido el destino de ese planeta tierra, de la cual habían partido muchas naves para explorar el infinito, hacía ya ciento de miles de años, que habían sido el origen de múltiples civilizaciones, y que ahora trataban de unirse en un enorme imperio?

Se levantó del sillón de comando, mientras daba paso al pequeño robot de aseo que había ingresado a la sala. Decidió que tenía que darse una ducha. Aún sentía los olores de Bliss en todo su cuerpo. Sonrió, pensando en lo mucho que le agradaba la muchacha, y nuevamente recordó que había cosas pendientes entre los tres. Su mente pragmática le hizo cortar esa línea de pensamiento y se dirigió rápidamente por el largo pasillo de la nave hacia su cabina-dormitorio.

Al llegar, se dio cuenta que la cabina de Janov, adyacente a la suya, que compartía con Bliss, estaba en penumbras. Entró a su cabina; la puerta se cerró silenciosa detrás de él. Se desnudó y tiró la túnica al tubo del lavado y se dirigió a la ducha.

Al colocarse frente a la entrada de la zona de baño, los paneles se deslizaron en silenció, permitiéndole el paso a su interior, Miro el cubículo de la ducha, y vio que sus paredes de cristal, transparentes normalmente, estaban con una capa de humedad señal que alguien la había ocupado. No podía ser otra que Bliss, pensó. Oprimió el botón del costado y los paneles se abrieron, los que se cerraron tan pronto entró. Pulso el botón de la ducha, y agradeció la suave nube húmeda que lo cubrió como un manto. Apoyó ambas palmas de sus manos contra las paredes del fondo de la ducha, y pulsó el botón que convirtió la nube en pequeños chorritos de agua que generaron un virtual masaje a su cuerpo cansado.

Su mente relajada mientras corría el agua por su cuerpo, se sobresaltó ante la sensación que le produjeron dos manos suaves que se apoyaron en sus caderas, para después bajar por la zona de sus riñones y se apoderaban de su miembro, al mismo tiempo que sentía dos pechos duros que se pegaban a su espalda y después sintió todo el resto del cuerpo de Bliss.

Trevize se giró y apoyando sus manos sobre los hombros de la muchacha, inquirió: "¿Pero, Bliss, qué haces aquí? ¿Pensé que te había ido a acostar?

"Vi tu sombra cuando te ibas a la ducha, y decidí que debía acompañarte". Le dijo mientras sus manos bajaban para acariciarlo.

"¿No crees que Janov puede despertar y buscarte?" Le preguntó, mientras sentía que su miembro despertaba violentamente. Después de todo no había eyaculado, lo que dejaba su miembro preparado para reiniciar el acto sexual en el mismo punto en que lo había dejado cuando hizo acabar a Bliss hacía un rato atrás. Se daba cuenta que ella venía por más.

"No te preocupes por él. Está durmiendo plácidamente. ¿Pero que pasa contigo? Le preguntó mirando su pene erecto en sus manos y después mirándolo a los ojos. ¿No crees que ésta no es la forma correcta de tratar a tu gatita?, le dijo mimosa mientras apretaba su pene y lo movía de lado a lado.

"¿Pero, de qué estás hablando?, le preguntó frunciendo el ceño medio en broma al oir sus palabras, mientras apretaba el botón de la ducha para evitar que sus caras continuaran mojándose. Miró su rostro, y después bajó la vista para contemplar el hermoso cuerpo desnudo de Bliss.

"Me siento muy vejada, Trevize" Dijo ella, sin soltar su miembro erguido, usando su apellido para nombrarlo en lugar de su nombre, como para marcar el punto. "Me haces acabar como una loca y tú te quedas tan orondo. Si hubieran más mujeres aquí, diría que sólo me estas probando para después buscarte otra. No es justo" Dijo haciendo un mohín.

"Pero Bliss, tienes que saber que me encanta hacer el amor contigo, pero debo controlarme mientras no hayamos aclarado las cosas con Janov." Después que lo dijo, se arrepintió porque sonó como una explicación estúpida. La atrajo hacia él y la abrazó. Ella lo soltó para colocar sus brazos alrededor de su cuello, mientras se pegaba a él, sintiendo su erección contra a su vientre.

Ella levantó su rostro buscando su boca. Se besaron. Pero pronto sus bocas comenzaron un duelo en que las lenguas se metían en la boca del otro, cada vez con más ansias, succionándose, casi tragándose. Sus bocas eran unos monstruos andróginos, cuyas lenguas eran tragadas por la otra boca, para después reversar el juego sexual y la lengua convertida en un pene, se insertaba en la otra boca, una y otra vez, tragando los jugos que emanaban sin cesar de ambas bocas.

Sus brazos y sus manos seguían rutas separadas. Él, tratando de abarcar sus caderas, sus manos abriendo sus nalgas como si quisiera partirla en dos, introduciendo sus dedos por su vagina, por su ano. Ella apretando las caderas de él para presionar su erección contra su entrepierna, tratando de que la cabeza presionara contra su clítoris, usando su dureza para recorrer su raja de arriba, abajo, hacia atrás donde los dedos de él jugaban con su ano, tratando desesperadamente de culearlo.

Él levantó su pierna y ella se envolvió a él como una enredadera, y el comenzó a hacer eso que a Bliss la enloquecía siempre: pasar la cabeza a lo largo de su hendidura, rozando los labios de su vagina, haciendo que sintiera todo el largo de su dura erección, una y otra vez, recomenzando de nuevo. Bliss contuvo el aliento cuando sintió que él probaba insertar la cabeza de su pico en su pequeña hendidura, pero no, se retiraba y recomenzaba de nuevo. Ella sentía todo el ancho de su pico que la abría con su presión, recorriendo desde su sensitivo clítoris que erguía sobresaliendo su diminuta cabecita, bajaba entre sus mojados labios y quedaba rozando su fruncido ano que ella lo sentía palpitar como un pequeño corazón. El probó insertar con cuidado su hendidura de nuevo. Él sabía que necesitaba hacerlo así, ella era demasiado estrecha para su enorme verga. Ella se sentía muy mojada, no sólo exteriormente por la ducha, sino que allí, donde importaba ahora. Un nuevo empujón y ella sintió que su vulva se abría como una fruta madura y ambos gimieron en la boca del otro. En esa incómoda posición, sus cuerpos se buscaron ansiosos, sin ninguna delicadeza esta vez, sus caderas chocaron con fuerza una y otra vez, lo mismo que sus bocas, que no dejaron de besarse apasionadamente. Bliss echaba su cabeza hacia atrás cuando sentía que toda su verga recorría profunda las paredes de su concha, aplastando cada protuberancia de ella, y era allí cuando, para su propio asombro porque nunca le había ocurrido así antes con nadie ni siquiera con Janov, comenzaba a vocalizar toda la calentura que Trevize producía en ella:

"¡Síííí, así, mi amor! ¡Métemelo todo! ¡Assí, assíí! ¡Quiero todo tu pico en mi concha! ¡Todo! ¡Recorre mi concha! ¡Ábreme toda. Dámelo todo!

Y mientras la penetraba, Bliss continuaba lanzando sus palabras como una letanía.

Él la penetró repetidamente, hasta que bajó su pierna y girándola hacia la pared de la ducha, se colocó detrás de ella. Bliss con su frente y manos pegadas contra el muro, con sus piernas abiertas, esperó expectante. Trevize tomando su furiosa erección, hizo nuevamente el juego de hacer que la cabeza recorriera su abertura, abriera sus labios, la sintiera en su ano apreciando su textura. Bliss, golpeó impaciente con su palma la pared de la ducha, chillando entre dientes: "¡No, por favor! ¡Mételo de una vez! ¡Me tienes muy caliente! ¡Quiero sentirte adentro! ¡No me importa por donde lo hagas! ¡Mételo ya!

Cuando sintió que la cabeza de su pico lo colocó en su pequeño agujero estriado, hizo un esfuerzo de relajarlo, para que la penetrara allí, eso era algo que ella nunca había experimentado hasta ahora. Sintió como la punta lograba penetrarla unos centímetros, pasaba el anillo firme de su ano y daba un pequeño salto y la cabeza ingresaba quedando aprisionada allí. Bliss gimió ante esa extraña, pero a la vez placentera sensación.

Él no empujó más, para decepción de ella, sino que lo movió levemente hacia afuera para retornar a que sintiera sólo la cabeza y un poco más. Bliss sintió que los músculos de su ano se contraían y soltaban, pulsando alrededor de esa cosa suave que acariciaba los bordes. Tentativamente empujo sus nalgas hacia él, la sensación era demasiado excitante ahora y la verbalizó: "Por favor Golan, quiero sentirte más, quiero que ese gordo pico tuyo me abra. Nunca lo he hecho allí, pero se siente rico. Vamos mételo un poquito más!

Él empujó y se retiró, para la frustración de la muchacha, pero cuando él dirigió su erección hacia abajo y la introdujo entre los labios de su vagina, olvidó todo. ¡Lo tenía allí, de nuevo¡ Y comenzó a gozar de esa dureza que abría sus carnes trémulas, que la penetraba con golpes largos, sintiendo cada protuberancia de esa verga, tenía la impresión que sentía cada vena suya. Gozó de sus manos que acariciaban sus caderas, que subían por su vientre, que acariciaban sus pezones duros, de sus brazos que parecían abarcar todo su cuerpo, apretándola hacia él, como si quisiera que formara parte de su cuerpo, mientras su verga entraba con un ritmo parejo y duro. Bliss se dio cuenta que sus reproches, no tenían sentido. ¿Qué importaba si el acababa o no con ella, en ella, cuando las sensaciones que él era capaz de producirle, no tenían más que ser apreciadas tal como eran, sin que importara nada más. Se dejó ir en su placer y no supo cuándo ni cómo acabó, sino hasta cuando sintió que todo su cuerpo se tensaba y quedaba temblando y gimiendo sin parar.

De pronto, ella sintió que algo en su interior cambiaba, sintió que el miembro de Trevize parecía crecer y endurecerse aún más en su vagina, y a continuación sintió oleadas de líquido más caliente que la inundaban. ¡Trevize estaba acabando dentro de ella! Sintió cómo sus manos se habían apoderado con fuerza de sus caderas, mientras empujaba una y otras vez contra su culo, hasta que en un último empuje, se quedaba abrazándola por detrás, pegándola contra el muro de la ducha.

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