GV1016 Ch. 01

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La Tienda de esclavos.
11.7k palabras
3.29
12.5k
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Parte 1 de la serie de 11 partes

Actualizado 08/16/2020
Creado 03/25/2011
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GV1016

La Tienda de esclavos

El derecho a la propiedad de esclavos hace mucho que ha desaparecido en la legalidad. Claro que ahora desde casi mas de una década, pequeñas asociaciones acoge a una especie adictos a ser esclavizados. Quien lo diría...

Estos, hasta hoy en día deben ser voluntarios. Pero lo mas sorprendente no es eso. La administraciones sociales han ideado una forma de controlar estas formas de vida. Me explico... Antes de llegar a formar parte de la legalidad, siempre había existido pequeñas sociedades de ámbito sexual tanto ginarquista como bdsm. Estas actuaban en la discreción en diferentes clubes. Siendo esto una posibilidad mas de hacer negocios, y debido a la gran demanda de estas asociaciones, la administración pública a decidido tener de alguna manera un control dentro de la legalidad.

Desde que estas prácticas se han hecho muy populares en los adultos, tuvieron que pasar dos años para que se legalice de una manera peculiar y discreta. Japón, USA, toda la Comunidad Europea, Chequia y Rusia se apuntan a esta propuesta. De esta forma hay un control contra posibles abusos o intereses mafiosos. Y es que las condiciones para estas sociedades son sobre todo la voluntariedad. También es importante el control de los clubes y sus sedes, cuales deben de estar bien documentados tanto el personal como los esclavos voluntarios.

Un esclavo es siempre voluntario, y debe regirse a las condiciones de su contrato. Yo por ejemplo firmé por dos años, uno de los mas largos. Y siempre tendré la posibilidad de renovar o de volver hacer libre después de los dos años.

Mi firma se inició en la finca de Tasarte, la sede de la provincia de Las Palmas. Esta finca es de propiedad de la señora Claudia, que es la encargada junto a sus socios, de administrar y doma de los nuevos voluntarios. El objetivo principal de doma de esclavos es la formación sexual. Allí fui educado bajo un contrato de hetero, a dar placer y servir únicamente a la mujer.

Puesto que en la finca de Tasarte hay esclavos de ambos sexos, la educación que dura un mes, es administrado por tres diferentes condiciones. Una es SH (servicio al hombre o amo), otra es SM (servicio a la mujer o ama) y BIS que como la palabra dice, a ambos. En las tres condiciones es indiferente el sexo, debido a las condiciones de homosexualidad.

Hace un mes y poco que firme un contrato SM, y mis propiedades y cuenta pasan de manera provisional a la sociedad. Por lo menos hasta que finalice mi contrato. Es una manera de asegurar mi lealtad y mi aprobación. Sobretodo por que estas condiciones consta en la administración pública del estado.

Desde entonces dejo de llamarme Vladimir y paso ahora ser una matrícula de propiedad para esta sociedad. Ahora soy una matrícula GV1016, y estoy destinado a la tienda de esclavos de Santa Brígida.

Los esclavos somos obligados a estar desnudos con tan solo un collar con las indicaciones de nuestra matrícula, muñequera con enganches y tobilleras de la misma forma. Tan solo en los sitios públicos los dueños tienen la obligación de vestirnos con cualquier atuendo.

Yo aún no tengo dueña, y estoy en mi puesto como ayer, esperando que abra la tienda. Lejos ya de Tasarte, y con las lecciones bien aprendidas, hoy paso mi segundo día de exposición en esta tienda de esclavos.

La tienda es enorme y parece un mercado dentro de una nave industrial. Actualmente somos 35 los que ya estamos preparado para el alquiler. Digo alquiler, porque hasta que no termine mi contrato pertenezco a la finca de Tasarte.

Solo después de mi contrato puedo yo elegir. Y en el caso de ser aceptado por una nueva dueña, puedo prolongar de forma que paso hacer de propiedad de la interesada. En ese caso el máximo es cinco años y el mínimo un año. Ahora si soy de propiedad de un individuo, este debe mantenerme vivo y sin lecciones graves durante la duración del contrato. Mi deber es obedecer y atenderla, y mi derecho vivir.

Para el alquiler de esclavos, los interesados deben presentar una vez al mes un análisis médico. En caso de contagio de enfermedades por terceros, el tutor del esclavo alquilado se hace responsable ante la vía judicial. Por ello es muy importante que la sede tenga un historial médico bien detallado cada mes. Para nosotros no debe de ser un riesgo, siempre en cuanto las atenciones sexuales sean con los autorizados por la sociedad D/s. Tenemos derecho a negarnos a tener sexo sin protección con los terceros no autorizados. Lo mismo pasaría con las ordenes.

Dentro de la tienda hay tres pasillos amplios. A la derecha los esclavos SM, al centro BIS, y a la izquierda SH. Yo estoy en la SM, junto con 10 esclavos varones y 3 esclavas hembras. En la BIS hay mas hembras que hombres y en la SH lo mismo. Lo que no recuerdo en que cantidades.

Son las 7 de la mañana y Sara y Sofía me han fijado en mi puesto. Estas chicas son las dependientas encargadas de la sala de esclavos SM. Hasta que no me alquilen, todas las mañanas me despertarán de mi jaula para colocarme en mi puesto.

Las chicas son de unos veinte y poco. Ambas lleva en polo rojo como uniforme, y unos vaqueros. Sara hoy los lleva azul marino, y Sofía azul claro. Hoy me tocó ser el último fijado y ahora estas chicas se están fumando un pitillo delante mía. Las tengo delante de mi rostro, bueno mas bien veo unas zapatillas deportivas blancas de Sofía y unas bailarinas negras de Sara en mi ángulo de vista. De la manera que estoy fijado me es tortuoso mirar hacia arriba, y puedo adivinar que están apoyadas en el pilar haciendo tiempo antes de abrir la tienda.

Mi fijación es la misma de ayer. A gatas con las piernas y brazos separadas y fijadas al suelo por las tobilleras y muñequeras. Hay cuatro argollas en el suelo para cada miembro donde estoy fijado. Una quinta argolla es atada a una cadena que sale de mi collar. Mide solo unos 20 cm. Esto hace que tenga que apoyar mis codos al suelo, ya que apenas puedo alzarme de cabeza. Prácticamente me veo obligado mirar el suelo donde pronto pasará diferentes calzados de los numerosos clientes. Estos pasarán delante mía y por detrás, debido que a mis lados hay una fila de esclavos SM, fijados como yo.

Por si la posición no es lo suficiente incómoda, la tienda ha ideado una forma peculiar de exponer nuestro sexo. Tras mía hay una vara o varilla de hierro que sale del suelo de forma vertical, y termina con aro o círculo de cuero con broches para apretar. Esto sirve para mantener mi sexo atrapado desde su base. La varilla mide 50 cm, y al estar rodeando mi sexo, mi culo debe de estar en pompa con la separación suficiente de mis muslos para estar bien expuesto. Pero por si fuera poco, bajo el aro de cuero sale una delgada barra de tres centímetros en paralelo al suelo, de forma horizontal. Al final de la barra hay un pequeño aro de hierro con el diámetro suficiente para tener dentro de el mi pene. De esta manera mi pene es forzado a estar en horizontal a favor de que los clientes puedan tocarlo. En el momento que no estamos erectos, por mucho que encojamos el tamaño del pene, la argolla no deja pasar el glande del aro, evitando que caiga en vertical apuntando al suelo. Por culpa de este aro, a la primera erección, la piel es atrapada en su diámetro, y deja que nuestros glandes asomen rojizos sin funda.

Todos estamos muy excitados en esta posición, y esto no solo es debido a la prohibición de eyacular por nuestra cuenta, si no también los efervescentes de tauriten que nos han dado esta mañana en un baso de agua antes de fijarnos. Todos los esclavos varones somos obligados a consumir estas pastillas después del desayuno en los cuencos. No son dañinas ante el abuso, incluso nos dan otra en caso de eyacular accidentalmente por la manipulación de algún cliente.

A las esclavas SM les dan otra cosa cual desconozco. Pero lo que si me llama la atención, es la forma en la que están fijadas ellas. En nuestra sala SM, hay tres esclavas, y nos la han puesto en otra fila delante de los esclavos varones. Dejando un espacio para que pasen los clientes entre las dos filas. Delante una fila de tres mujeres y detrás una fila de 10 varones en la sala SM.

Las esclavas están fijadas igual que nosotros salvo una diferencia. La varilla en vez de terminal en un aro como nosotros, de ella sale un penetrador de goma con forma de consolador. Esta se queda introducida en su vagina de forma cruel.

Delante mía veo a una. Por momentos mi mirada esquiva a las dependientas que fuman cigarrillos, y veo como una de ellas excitada mueve sus caderas para sacar e introducir ese consolador. Se puede ver como su vulva, separadas en cada extremo, son humedecidas hasta chorrear en el falo de goma. Se le escapa un gemido y Sofía se da cuenta. Esta apaga su cigarrillo en un cenicero del mostrador y se acerca a ella por delante mía.

- Eres una guarra, ¿No te puedes quedar quieta? Mira que si se sale el falo te castigo.

Dice Sofía y le da una suave palmada en el culo.

- Que perra!!!

Dice riendo Sara que ríe burlona de la situación algo comprometida de la esclava.

Sofía pone su índice entre el ano y las conchas separadas. Se digna a inclinarse un poco para llegar a tocar tanta humedad suelta que resbala por el falo de goma.

- Esta es muy insaciable, es una pasada! A saber cuantos orgasmos tiene durante el día en la tienda.

- No se Sofía, pero esta hubiera sido mas requerida en la zona SH que aquí. ¿Que hombre no le apetece una esclava tan entregada sexualmente?.

- Bah!, En la zona SH son todas peores que esta.

- Ya, lo que esta no me daba la impresión de que sea lesbiana. Cuando la trajeron demostraba mucha feminidad.

Una risas acogen el momento en la que a su vez Sofía deja de acariciar el culo de la esclava y dan cuanta de la tonterías de las que hablan.

Esta esclava es la mas joven de las esclavas SM. Es realmente preciosa con un cuerpo perfecto. Delante mía veo esos gluteos castigados, y que fueron manipulados por las bromas de Sofía, y me imagino poder lamérselos. O poder llegar a lamer esos labios de su vagina separadas por el diámetro del falo. Tras la varilla se pueden ver los pechos posados en el suelo. El pelo se lo recogieron en un semi moño para que los clientes pueda ver sus cara. Desde aquí no puedo ver su rostro, pero si percibo que mira el limbo aguantando gemidos para sus adentros.

La esclava tiene su matrícula escrita en un cartón plastificado en la base de la barra de hierro. Bueno, todos los tenemos en nuestros humillantes soportes de sexos. Que decir... El de ella dice AM1030.

Al menos ellas pueden tener orgasmos con esas penetrantes gomas con forma de falo. Nosotros estamos muy sujetos, y es muy difícil movernos por la pequeña argolla. Y todo por culpa de la correa de cuero abrochada en la base de nuestro pene y testículos juntos con la varilla. No nos queda mas que depender de los clientes. Aunque ayer tuve mi recompensa, y no precisamente de los clientes. Sofía al terminal el día, y antes de desatarme para llevarme a mi jaula, me regaló un bombeo con sus suaves manos. No tarde mucho. Llevaba excitado todo el día por las visitas, que tan solo con un poco de caricias, exploté sobre mi cuenco de comer que ella sujetaba en la otra mano. Se que lo hizo con malicia. De echo puso mi sena sobre la masa lechosa que escupí.

No es la primera vez que me obligan a tragarme mi semen. Ya esa lección la he aprendido en Tasarte.

De Tasarte tengo muchos recuerdos. Mi cuerpo desnudo es un mapa de marcas de cañas, palas y fustas. Todo lo permitido por esta sociedad he probado. Por suerte no se nos puede lesionar de forma grave. Para ello hay un límite. Si esto no se cumple, el responsable se puede meter en líos con la ley. También se debe respetar las condiciones como la de mi caso SM, el cual yo solo puedo servir sexualmente a una mujer.

La esclava que tengo delante tiene muchas mas marcas que yo. Por ello se quejó con un ayyy! en el momento que Sofía le dio algunas palmadas en las nalgas. No me extraña!.

Las dependientas se retiran al mostrador para leer las ordenes del día antes de abrir la tienda. Ahora están detrás del mostrador.

De la puerta chica se oye a alguien entrar. Y si..., efectivamente, al igual que ayer, la supervisora Sandra hace su entrada. Esta anda sus pasos por el centro de la nave saludando a los dependientes. Me viré para verla, pero su andar fue muy rápido, y ahora la siento abriendo la puerta de su oficina.

Sandra es una mujer de unos 50 años con el pelo algo canoso y corto. Creo que por los paso va en plano, supongo que lleva esos zapatos planos tipo mocasines. Me imagino que son sus vaqueros y blusa como siempre suele venir al trabajo.

Me cuesta mucho mirar hacia arriba donde hay un reloj. Y es que la cadena de mi cuello no me deja mucho espacio para alzar la vista. Al intento puedo ver que son cerca de las ocho. Bien! Emocionado me doy cuenta que pronto abrirá la tienda.

Después de haber vivido lo de ayer, se que debo aguantar esta posición forzada hasta la una del medio día. Solo el deseo de ver a las mujeres entrar y la posibilidad de ser tocado, hace que las horas sean entretenidas. Estoy muy excitado, y mi pene es de un permanente palpitar, tieso sobre las fijaciones y con goteras de lívidos. Se que a la una nos dará el almuerzo en nuestros cuencos y que descansaremos en las jaulas hasta las cuatro. Único momento en que no nos ponen el CB-2000. Pero claro, por mucho que intentemos aliviarnos, estaremos vigilados por las limpiadoras. Estas son muy crueles, y nos intimidan bastantes.

Ayer uno de los esclavos lo ha comprobado. La mujer encargada de limpiar los barrotes, llamo la atención de un tímido esclavo en su jaula. Burlona le preguntó si quería que jugase con su pitito. El esclavo algo asustado obedeció su orden y sacó su pene erecto entre los barrotes. Ella lo cogió en un puño y tiró de el con toda su fuerza. Los gritos del esclavo se oyó por el almacén. Aflojó y luego volvió a tirar de él. ¿No sabes que no está permitido eyacular en las jaulas?. Así se lo hizo recordar hasta que el esclavo pidió piedad. Desde entonces no nos atrevemos a tocarnos en la jaula.

Cuando sea después de las nueve, una vez cenado nos ponen el CB-2000 hasta el día siguiente. Por la noche nadie nos vigila. Y no nos queda mas cosa que hacer, que dormir en las acolchadas bases de la jaula. Aguantar la excitación y soñar por ser alquilado el próximo día.

Ya se pueden oír a los chavales de un instituto cercano andando por la acera de la fachada de la tienda. Ayer pude comprobar que muchos hacen novillos para entrar en esta tienda. Ellos se divierten viéndonos así, y de paso se dan el gusto tocándonos y degradándonos psicológicamente. Suena trágico, pero con lo excitados que estamos, un instinto masoquista lo agradece. A mi personalmente me encanta ver jovencitas de unos 18 o 19 años hurgando en nosotros. Me da lo mismo la edad, incluso si son o no son atractivas, lo que mas deseo es que me alivien en un gesto de compasión o de burla, me da igual.

Cerca de donde está anclada la cadena de nuestros collares, hay una cruz pintada en el suelo. Esa es la marca donde, si lo desean los clientes, pueden posar su calzado para que se los lamamos con nuestra lenguas. A mi me encanta. Yo que siempre he sido muy fetichista en la adoración del pie de una mujer, no quepo en la alegría por esa idea de la tienda.

Ya puedo oír como Sara abre las correderas. Miro el reloj y ya son las 8. Dios mío!, de los nervios casi me cuesta respirar. Mi corazón va a cien y mi pene ya percibe el aire fresco que proviene de la calle. Estoy deseoso de ver quien será la primera en entrar en la sala SM.

De momento oigo risas de los chavales pasar cerca. Es muy pronto para ver alguna mujer mas madura entrar. Ayer hasta las 9, aquí solo entraba chavalas mas jovencitas. Y es que todos sabemos que tenemos mas posibilidades de ser alquilados por damas con una buena inquisición económica, que por estas chavalas que seguro que sus padres no saben que visitan estos lugares. Lo que si está claro que son todas mayores de 18, que si no, se les prohibe la entrada.

Se oyen pasos!

Yo vigilo la entrada para poder ver quien entra antes de que se acerque delante de nosotros. Lo digo por que si se me acercan, solo puedo mirarlas de rodillas para abajo debido a la cadenita fijada al suelo de mi collar.

Allí están!. Son dos jovencitas con carpetas y bolso. Una es rubia de pelo liso y largo, y la otra castaña con una cola de caballo. Ambas van en jeans, una color negro y la otra azul marino. La castaña lleva un polo lacoste, y la rubia una camiseta ajustada de mangas recortadas. Las dos en sus andares hasta nosotros, dejan ver dos pares de bailarinas negras y planas.

Soy el primero de la fila y ya están delante mía. Ambas me están dando la espalda por que miran asombradas a la hermosa esclava que tengo delante.

- Que fuerte!

Dice la castaña que se hace notar que es la primera vez que viene.

Miro absorto sus bailarinas cerca. Ajeno a lo que hablan estoy deseoso de lanzarme hacia ellos. Estoy tan excitado como el esclavo fijado a mi derecha. Este gime adrede para que las dos chavalas le oiga. Este esclavo por su edad, podría ser su padre. Pero claro, todos ya no solo contamos con la castidad en un entorno deseado. A esto hay que sumarle los Tauriten que nos dan por las mañanas. No mas hay que vernos como intentamos frustrados movernos por la fijación de los aros en nuestros penes. Es imposible!. La correa de la base del escroto y pene no nos permite mover en miembro por el aro pequeño que nos la mantiene en horizontal tras nuestros culos. Yo estoy seguro que ellas desde arriba, aunque estén frente mía, me la pueden ver asomar.

La rubia se vira hacia el esclavo de mi derecha...

- ¿Vez esta cruz?

Dice la rubia mientras posa su calzado en el.

- Si?.

Responde extrañada la otra.

En ese momento el esclavo lame con fervor su bailarina.

- Por Dios!! Es patético!

Dice asqueada la castaña.

- ¿Por que no pruebas con el que tienes delante?

La castaña que está delante mía se ríe y no duda en poner su bailarina sobre la cruz.

Rápido antes de que se arrepienta, la venero lamiendo las pequeñas manchas de la calle en su bailarina. Mi pene atrapado en el aro, parece reventar del hinchazón. Estoy muy excitado por que sus bailarinas son mas recortadas. De ellas se pueden ver el inicio de sus deditos. Mi lengua recorre el borde en busca de topar con la carne accidentalmente. Aspiro con fuerza su aroma e intento buscar el olor interior de su pie. Pero para mi pena quitó su pie demasiado pronto. No se si se sintió incómoda, o simplemente notó mi lengua en su piel. El caso es que empuja a su amiga para seguir andando por el pasillo.

El esclavo de mi derecha gozó unos segundos mas, pero ellas ahora han decidido seguir unos metros mas adelante. Ahora están mirando a un chico mas joven a dos esclavos por delante en mi costado.

Sara se está dando un paseo con la fusta tras nuestra. Esto solo significa una cosa. Es el momento de limpiar gotas.

Todo esclavo que muestre el glande muy acuoso de lívido, será sacudido por la puntera de piel de la fusta. Yo soy el primero en notar la sacudida en mi glande. Y mirando por debajo de mi, puedo ver como caen al suelo gotas semi transparentes. Termina con migo y va a por el esclavo siguiente.

Esto lo hace de vez en cuando por pura estética. Según dijo una vez Sofía, con el pene humedecido por nuestro lívidos parecemos muy socios de cara al público. Así que con unos golpecitos de fusta sin dañar, basta para sacudir la humedad.

A mi derecha las chavalas están dando la vuelta para pasear por detrás nuestra. Para nosotros es el momento mas excitante. Nuestros penes fijados quedan expuesto en horizontal tras nuestras nalgas, esperando alguna caricia.

Las chicas se demoran con el décimo esclavo del fondo. Puedo ver con dificultad que se agachan para tocar el sexo del esclavo. Aún están lejos, y varios de nosotros gemimos casi en silencio. Pero derepente mi atención se traslada en otra entrada...

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