Un Viaje de Amor, Ensueño y Fantasía

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Así lo hice y ella empezó a besarme y a lamerme el pecho, bajando poco a poco hasta llegar a mi erecto pene, el cual besaba y lamía lentamente, hasta que lo introdujo en su boca y empezó a mamármelo haciéndome estremecer de placer, hasta que también le pedí que parara para evitar mi venida.

Por supuesto así lo hizo, y levantándome y dirigiéndole unas palabras de amor, me recosté sobre ella y lentamente le introduje mi verga iniciando un rítmico movimiento hacia adentro, hacia fuera y de rotación, provocándonos un delicioso placer. Después de algunos minutos, ella se recostaba sobre de mi y era la que hacía los movimientos anteriores.

Cuando alguno de los dos sentía próximo el orgasmo pedíamos detenernos e inclusive retirar mi verga de su cálida y húmeda vagina para tranquilizarnos y evitar el orgasmo.

Cambiábamos de posición para cogerla en diferentes poses, de perrito, o sentada sobre mi cuerpo con la verga adentro y moviéndose de arriba abajo, y el 69 en el que volvíamos a lamernos mutuamente, ella la piel de mis testículos y yo su clítoris y su vagina, luego empezaba a mamarme la verga, sensación que también me provocaba un dulce y fuerte placer, después la volteaba yo y le besaba recorriéndole sus nalgas para rematar en el esfínter de su culo, al cual le introducía mi lengua, metiéndola y sacándola rápidamente, provocándole nuevamente espasmos de placer.

Después procedí a cogerla colocándome yo sobre de ella y entonces ella ponía sus piernas sobre mis hombros, en esa pose la penetración era más intensa provocándole dolores de placer pero que al poco rato me pedía suspender.

Nuestra noche estaba siendo tal cual la habíamos imaginado pues ambos estábamos demasiado excitados, sin embargo todavía no queríamos que terminara, y en un momento en el que descansábamos, pero con mi verga dentro de ella, dejando de movernos, empezamos a platicar de nuestro viaje, el cual indirectamente había sido originado por Roberto mi amigo.

Al empezar a platicar de Roberto y comentar el fuerte deseo de él hacia ella, súbitamente sentí en mi verga como el cuello de su vagina se estremecía y me la apretaba, así que empezamos a fantasear de como Roberto la cogía y le metía la verga, el placer de Afrodita y mío fue mayúsculo.

No resistimos más y empezamos a cogernos con desesperación metiéndole y sacándole la verga rápidamente, por momentos rotábamos colocándose ella arriba de mi y haciendo ella los movimientos. Sabíamos que el momento había llegado y que el orgasmo estaba próximo, así que continuamos moviéndonos hasta que la explosión del placer nos llegó.

Bramábamos de placer al sentir esos segundos en los que pierde uno la noción de tiempo y espacio, sentí como me venía, inundando de semen su vagina, sin embargo mi amada a pesar de su orgasmo, hizo en un rápido movimiento que nos volteáramos, quedando ella encima, y sentada sobre mi verga empezó a cabalgar sobre ella de forma frenética y bramando de placer tuvo otro orgasmo, y siguió cabalgando y bramando, llegando a tener otros dos orgasmos, lo cual despertaba nuevamente mi excitación manteniendo la erección de mi verga, pues para mi la causa principal de mi placer era el sentir el placer y las excitaciones que ella tenía y demostraba.

De repente empecé a sentir un líquido caliente que bañaba mi verga y escurría hasta mojar también la piel de mis testículos y mi bello púbico. Sí, Afrodita estaba sufriendo una eyaculación originada por el gran placer que había tenido durante sus orgasmos. Ya en otras ocasiones en las que hacíamos el amor y nuestra excitación era en grado superlativo, Afrodita ya había gozado de orgasmos sucesivos y eyaculaciones que me llenaban de placer, pues como siempre le repetía yo a ella que "Su placer era mi placer"

Afrodita cayó exhausta y perlada de sudor sobre mi cuerpo, diciéndome, mi amor esto es increíble, estoy feliz, pero ya no puedo más, siento "la cabeza llena".

La abracé y bese con ternura, y pensé que había sido "la noche de noches", que habíamos estado presintiendo y deseando durante todo el día, nos recostamos de lado abrazándonos y rápidamente, fatigados pero muy felices nos quedamos dormidos.

WIKIPEDIA; La eyaculación femenina se refiere a la expulsión de una cantidad variable de fluido a través de las glándulas de Skene de algunas mujeres durante el orgasmo

El líquido expulsado es descrito como un líquido claro o transparente que surge de la vagina, a veces con fuerza, que tiene una composición parecida al líquido generado en los hombres por la próstata, y cuya producción se piensa que está relacionada con las glándulas de Skene.

El amanecer del día siguiente

La luz del día me despertó, y al ver a mi amada a mi lado, supe que esa noche no había sido un sueño, pero si como de ensueño. Afrodita aún dormía, su lindo rostro estaba adornado con una sonrisa en sus sensuales y bien dibujados labios, así que con mucho cuidado para no despertarla me levanté a contemplar el paisaje de la bahía, con un precioso cielo azul y un sol radiante, volteé a ver a mi amada tendida sobre la cama luciendo su total desnudez. Di gracias a Dios por permitirme vivir esos momentos de placer y felicidad.

Entré al baño dispuesto a darme un regaderazo, no si antes hacer pipí, en eso estaba cuando sentí a Afrodita junto a mi tomando mi verga con su mano y apuntando hacia la taza del baño para que continuara orinando. Tuve que inclinarme hacia la taza, ya que de inmediato sufrí una erección y mi verga al levantarse apuntaba fuera de ella.

Al terminar de hacer pipí, fue ella la que se sentó para hacer lo mismo. Me encantó verla orinar pues su pipí brotaba como si fuera una fuente de placer.

Nos metimos juntos a la regadera y con el agua cayendo sobre nosotros, empezamos a besarnos y acariciarnos, la excitación y el deseo no se hicieron esperar, empecé a besar sus senos y a mamarle los pezones, mientras ella me acariciaba y apretando su mano sobre mi verga, la movía de arriba abajo. La voltee de espaldas y le introduje la verga en su vagina, empezando a cogerla con rítmicos movimientos. Hasta que debí salirme de ella pues estaba a punto de sufrir un orgasmo, y eso era algo que no queríamos sufrir ninguno de los dos, pues deseábamos mantener nuevamente el deseo y la excitación hasta la noche.

Terminamos de bañarnos y nos vestimos para ir a desayunar, pues el hambre empezaba a hacer presa de nosotros. El desayuno era a base de buffet, tomamos jugo de naranja y pedimos que nos prepararan un omelette, el cual estuvo riquísimo, al terminar de desayunar, empezamos a pasear por el hotel, fuimos al salón de juegos y sostuvimos un partido de futbolito, y nos sentamos tomados de la mano a contemplar a algunos de los niños o parejas que allí se encontraban sosteniendo algún partido de billar o de cartas.

Mojarras y Margaritas.

Ya eran aproximadamente las 12.30 cuando nos dirigimos a la alberca, en la que pudimos ocupar unos camastros con una sombrilla que nos protegía del fuerte sol. Nos quitamos las bermudas y las playeras para quedar en traje de baño. El de ella era negro muy escotado y con una tela súper transparente que cubría su pecho, no pude más que admirarla y decirle que se veía preciosa y muy sensual, y que iba a despertar miradas lascivas de los hombres que la vieran, ella simplemente sonrió sabedora de la sensualidad que desbordaba.

Por mi parte me había comprado un bikini negro, que Afrodita al verlo le gustó. Nos metimos a la alberca, nadábamos y con las manos bajo el agua nos acariciábamos, ella mi miembro y yo trataba de introducirle mis dedos por debajo de su traje. Al empezar mi excitación, con regocijo nos dimos cuenta que más de la cabeza de mi pene se asomaba por arriba de mi traje de baño como si fuera el periscopio de un submarino. Al cabo de un rato salimos de la alberca para descansar y asolearnos por unos minutos pues el sol pegaba durísimo.

Junto a la alberca había una palapa snack en la que preparaban y servían bebidas y sabrosos cocktails, también vimos como freían unas mojarras, que por el aroma que despedían se antojaban deliciosas. Pedimos un par de mojarras y un par de Margaritas, y nos fuimos a sentar a la orilla de la alberca bajo nuestra sombrilla.

Las mojarras y las margaritas realmente estaban deliciosas, así que regresé al snack a solicitar otro par de Margaritas, y después de acabarlas decidimos ir a la playa a sentarnos en unas sillas con su respectiva sombrilla, por lo que fuimos solicitar otro par de mojarras y dos pares más de Margaritas.

Y mientras disfrutábamos de ellas admirando el azul del cielo y las suaves olas del mar, comentamos que no habíamos visto a nuestros amigos Emmy y Emmilio, y mencionamos que ambos eran muy agradables y que formaban una bonita pareja, Afrodita indicó que Emmilio era un hombre muy atractivo y sensual al igual que Emmy cuya linda cara y magnífico cuerpo los hacían ser deseados por otros hombres y mujeres.

Le pregunté a Afrodita si en un momento dado y la oportunidad se presentaba ella haría el amor con Emmilio. Ella se quedó pensativa y sin dudarlo, de inmediato me respondió que le encantaría que el la cogiera. Ella a su vez me preguntó lo mismo hacia Emmy, y le respondí sin pensarlo mucho, que ella me gustaba bastante y que me encantaría a mi vez coger con ella, y que sería maravilloso pudiéramos al fin hacer realidad nuestra principal fantasía. Cogernos mutuamente con otra pareja.

Mientras platicábamos y excitábamos con nuestra plática, nos acabamos las mojarritas así como nuestras margaritas, las cuales resultaron ser afrodisíacas, pues empezamos nuevamente a besarnos con pasión, por lo que mejor decidimos meternos al mar.

Caminamos rápidamente hacia el mar pues lo caliente de la arena quemaba nuestros pies, al llegar al agua sentimos un gran alivio. La temperatura del mar estaba templada, rica. Tomé a Afrodita de la mano y empezamos a caminar hacia dentro, hasta donde la profundidad del mar y el oleaje nos llegara un poquito abajo del cuello.

En el mar

Nadábamos tranquilamente, abrazándonos y besándonos por momentos, hasta que también empezamos a acariciarnos sin que se apreciara desde lejos pues el agua cubría nuestras manos. Al abrazarla, metía mis manos por debajo de su traje de baño acariciando sus nalgas, y le introducía un dedo en el culo, a su vez ella hacía lo mismo pues me acariciaba las nalgas y también me metía un dedo en mi culo, después ella me abrazaba por detrás y me agarraba y agitaba la verga. Cuando yo la abrazaba por detrás metía mi mano bajo su traje de baño y le frotaba suavemente el clítoris, estas caricias nos inundaban de placer y excitación cada vez mayor.

Por momentos nos besábamos ardientemente mientras nos seguíamos acariciando con las manos bajo el agua, hasta que la excitación me hizo bajarle los tirantes del traje de baño, permitiendo que sus turgentes senos con grandes pezones quedaran libres del traje de baño, el oleaje del mar al subir los ocultaban por momentos, sin embargo al bajar el oleaje, sus senos quedaban libres al viento, al sol y a las miradas de los bañistas que se encontraban próximos a nosotros y a los que se encontraban en la playa, esto hizo que la abrazara por detrás y le diera de vueltas permitiendo que toda la gente pudiera admirarla en su media desnudez. De repente, nos pareció ver a Emmy y a Emmilio contemplándonos desde la playa, por lo que les saludamos agitando nuestras manos, y ellos rápidamente hicieron lo mismo.

Afrodita estaba encantada mostrando sus senos a las miradas del mundo que nos rodeaba, creando en ella una excitación diferente, la de mostrar sus encantos al mundo, pues ella sabía de la belleza de líneas y volumen de sus senos y de los pezones que los coronaban. Como he mencionado anteriormente de que "Su placer es mi placer", yo también disfrutaba plenamente de su excitación y de su desnudez que podía ser admirada y deseada por todos los hombres que la contemplaban.

En alguna ocasión Afrodita me llegó a mencionar que a ella si le hubiera gustado posar desnuda en alguna revista que así se lo hubiera propuesto.

Así que recordando aquello seguimos abrazándonos y besándonos, hasta que decidimos volver a colocar su traje de baño correctamente y salir hacia la playa.

Durante este recorrido hasta nuestras sillas nos dimos cuenta con pesar que ya no se encontraban Emmy y Emmilio. Y no dejamos de observar las miradas lascivas de algunos hombres, así como de reprobación y envidia en ciertas mujeres.

Nos sentamos durante un rato a contemplar la hermosísima puesta de sol.

Al ir de regreso a nuestra habitación a descansar por un rato y a darnos un baño para quitarnos el agua salada del mar, nos encontramos a nuestros deseados amigos Emmy y Emmilio, con quienes nos saludamos muy afectuosamente con un buen abrazo y un beso y quedamos muy formalmente de vernos para cenar juntos e ir a la disco a bailar.

Preparándonos para cenar

Al llegar a nuestra habitación nos metimos a la regadera sintiendo rica el agua de ésta al bañar nuestros cuerpos. Nos abrazamos y besamos y después de algunas caricias empecé a cogerla moviéndome rítmicamente y embarrando sus senos contra mi pecho, hasta que sentimos próximo el orgasmo y tuve que salirme de ella. Serían aproximadamente las 8 de la noche cuando terminamos de bañarnos y una vez que nos secamos nos recostamos en la cama a descansar un rato, quedándonos dormidos de inmediato.

Desperté cuando sentí en mis labios los tiernos besos que Afrodita me daba, y me decía, mi amor ya van a dar las 9 y ya deben de estar esperándonos Emmy y Emmilio, así que debemos vestirnos para ir a cenar y después ir a bailar a la disco.

Yo me levanté y vestí rápidamente, Afrodita se puso un lindo y escotado vestido blanco, semitransparente, con el que se apreciaban la mayor parte de sus senos y permitía que sus grandes pezones resaltaran sobre la tela del vestido. Y eso a Afrodita le encantó, pues siempre le gusto sentir la contemplación de los hombres hacia sus pechos. Antes de salir de la habitación, le hice patente mi admiración hacia su belleza y sensualidad, destacando la hermosura de sus senos y diciéndole que era yo un hombre muy afortunado al amarla tan profundamente, observé que Afrodita se sentía halagada y me besaba con ternura, diciéndome suavemente que no traía calzones. Nuevamente mi erección fue inmediata.

Salimos de la habitación y caminamos hacia el restaurante, los corredores por los que pasábamos estaban llenos de plantas y flores que despedían un fresco y rico aroma que mezclado con el aroma del perfuma sobre la piel de Afrodita, me producían un efecto embriagador y pleno de sensualidad.

El comedor estaba iluminado con tenues luces y con velas sobre las mesas, dándole un ambiente cálido y acogedor. Vimos que Emmy y Emmilio nos hacían señas desde una agradable mesa con respaldo circular que habían escogido, y que tenía una linda vista hacia el mar. Afrodita se sentó junto a Emmy, y Emmilio y yo quedamos en los extremos.

Emmy con sus irresistibles ojos verdes iba vestida con una blusa sin mangas de color blanco y con un prolongado escote en "V" que permitía apreciar buena parte de sus senos no muy grandes pero firmes. Llevaba una falda de color negro que le llegaba arriba de la rodilla, unida únicamente por un solo botón, y que al hacer ciertos movimientos, ésta se le abría sensualmente permitiendo admirarle sus torneadas piernas.

La cena, acompañada de un delicioso vino tinto Marques de Riscal estuvo deliciosa, y con una amena y agradable conversación en la que todos participábamos. Emmilio comentó que nos habían visto cuando estábamos en el mar, y Afrodita les dijo que por que no se habían metido a acompañarnos y Emmy le contestó que no lo habían hecho por que se dieron cuenta que vivíamos un momento de felicidad y placer y no querían ser causa de una interrupción, y por cierto que bonitas "bubis" tienes, a Emmilio se le caía la baba al verlas.

Es cierto respondió Emmilio, y con todo respeto para ustedes, tienes unos senos preciosos. Afrodita muy complacida les dio las gracias al igual que yo, y seguimos platicando muy contentos durante un rato más.

Al terminar de cenar nos dirigimos hacia la disco que estaba ubicada en la parte más alta del hotel. Afrodita y Emmy, como si se conocieran de tiempo atrás, abrazadas del talle caminaban por delante de Emmilio y de mi. Extasiados las observábamos, no dejando yo de admirar el movimiento del lindo y deseable trasero de Emmy, y quizá Emmilio las buenas y torneadas piernas de Afrodita. Así que caminando y subiendo una serie de escalones, llegamos por fin a la disco.

El lugar no era muy grande, su decoración a base de plantas y la iluminación con luces tenues e indirectas, creaban una atmósfera de calidez y sensualidad. Quizá habrían unas diez o doce parejas más en el local.

En la Disco

Nos sentamos en una mesa con cubierta de cristal que permitía la vista a través de ésta. Emmy se sentó frente a mi y Afrodita frente a Emmilio, por lo que a ambos nos permitía observarles y admirar de frente las piernas de la pareja del otro. Creo que ambas se dieron cuenta de nuestras constantes miradas hacia ellas, y siento que como si se hubieran puesto de acuerdo hacían lentos y sensuales movimientos con los que dejaban ver casi hasta el nacimiento de sus piernas.

Mi excitación no se hizo esperar al admirar las piernas de Emmy y al pensar que Emmilio podría llegar a darse cuenta que mi Afrodita no llevaba pantaletas, también le provocarían a él una gran excitación.

Invitamos a bailar a nuestras respectivas parejas, la música era variada y sabrosa, divirtiéndonos de lo lindo, pues lo mismo bailamos durante un buen rato, rumba, danzón, tango, blues, rock´n roll, y cha cha chá, etc. Efectuando pasos sueltos entre los cuatro, e intercambiando parejas.

Nos sentamos a descansar y mientras tomábamos una copa, tanto Emmilio como yo volvíamos a mirar insistentemente las piernas de nuestras mujeres cuyos vestidos prácticamente les descubrían totalmente las piernas. Empezaron a tocar música suave, nos quedamos viendo los cuatro, Afrodita me dice al oído "mi amor estoy muy excitada por Emmilio, y deseo bailar con él y sentir su cuerpo junto al mío, no hay problema?" Ninguno, le contesté, ve y disfrútalo. Me dio un beso y de inmediato Afrodita levantándose, le da la mano a Emmilio, diciéndole me invitas a bailar, Emmilio voltea a verme para pedir mi aprobación, y yo cortésmente le sonrío y le digo, adelante.

Al empezar a bailar, Afrodita le pone la mano en el cuello a Emmilio, quien de inmediato la atrae hacia su cuerpo, sintiendo lo ardiente del de ella. Sentí unos celos ricos de excitación al ver que otro hombre bailaba de esa manera con mi amada, era una sensación placentera.

Al regresar mi mirada hacia Emmy, me doy cuenta que abre aún más las piernas y lo que veo me deja temblando, pues alcanzo a distinguir que tampoco llevaba pantaletas, al tiempo que me decía, "y a mi no me vas a invitar a bailar". De inmediato me levanto y tomándola de la mano nos dirigimos a la pista, empezando de inmediato a bailar con nuestros cuerpos totalmente pegados el uno contra el otro, sintiendo como mi pene sufría una fuerte e inmediata erección. Seguimos bailando y empecé a cubrir con besos tiernos y apasionados su rostro, su cuello y sus carnosos labios.

Me imagino que entre Afrodita y Emmilio sucedía lo mismo, pues bailaban también muy pegados y frotando entre ellos sus cuerpos.

Bailamos unas piezas más disfrutando y gozando con la pareja del otro, y con los dedos de las manos entrelazadas los cuatro salimos a la terraza desde la cual se podía contemplar el paisaje nocturno. Había una hermosa y muy brillante luna llena que iluminaba las olas del mar y plateaba su espuma al llegar a la playa, lo cual le daba un tinte de romanticismo y belleza a la noche.

Recargados en el barandal de la terraza y rodeando por momentos el talle de la mujer que teníamos a nuestro lado, los cuatro vibrábamos de placer y de un fuerte deseo por acariciar aún más a la pareja del otro, y me imaginaba con seguridad que ellas también estaban deseando lo mismo. Por momentos intercambiábamos suaves y dulces besos que incrementaban aún más el mutuo deseo que teníamos por la pareja del otro y al mismo tiempo por la rara sensación de ver a nuestra pareja en los brazos del otro y de la otra.