Una maestra especial 02

Historia Información
Alina juega futbol con sus alumnos.
  • June 2007 monthly contest
5.4k palabras
4.09
22.3k
3
0

Parte 2 de la serie de 3 partes

Actualizado 05/15/2021
Creado 10/06/2006
Compartir este Historia

Tamaño de fuente

Tamaño de Fuente Predeterminado

Espaciado de fuentes

Espaciado de Fuente Predeterminado

Cara de fuente

Cara de Fuente Predeterminada

Tema de Lectura

Tema Predeterminado (Blanco)
Necesitas Iniciar sesión o Registrarse para que su personalización se guarde en su perfil de Literotica.
BETA PÚBLICA

Nota: Puede cambiar el tamaño de la fuente, el tipo de fuente y activar el modo oscuro haciendo clic en la pestaña del ícono "A" en el Cuadro de información de la historia.

Puede volver temporalmente a una experiencia Classic Literotica® durante nuestras pruebas Beta públicas en curso. Considere dejar comentarios sobre los problemas que experimenta o sugerir mejoras.

Haga clic aquí

Por fin había llegado el fin de semana y me sentía súper contenta por eso. Apreté mi almohada con fuerzas mientras veía el sol salir por la ventana. Casi sin querer, la imagen de Michael pasó por mi cabeza y sonreí tiernamente.

Mordí coquetamente mis labios mientras recordaba en detalle cada beso, abrazo y caricia que nos habíamos dado en el bosque ayer.

!Ah... Michael! A pesar de su edad e inexperiencia, me había tomado con tanta pasión, que me volvía a sentir caliente de solo recordarlo. Deseaba estar con el, y la cosquilleante sensación que tenia entre mis piernas me indicaba que mi cuerpo también quería mas.

Pero desgraciadamente, ese día no podría verlo porque sus padres se lo habían llevado de viaje por el fin de semana.

Lentamente me senté en la cama y agarre mi agenda para revisar mi horario escolar. Con alegría vi que no tenía clases asignadas para hoy. Pero me sentía tan llena de energía que algo tendría que hacer para entretenerme o si no me volvería loca. Así las cosas, pensé que seria una buena idea ir a correr un rato alrededor de las canchas de fútbol de la escuela.

En fin, quizás no era lo ideal, ya que yo hubiera preferido algo mas erótico...pero correr me tendría que bastar para descargar mis energías. Además, a veces era bastante divertido. Siempre las canchas estaban llenas de chicos, y era una diversión fabulosa vestirme de formas provocativas para atraer sus miradas.

Y hoy necesitaba como nunca sentirme sexy y deseada. Con esto en mente camine hacia mi closet y me puse a elegir la ropa que usaría para ir a correr. Buscando un poco, lo primero que elegí fue una diminuta tanga blanca que cuando me la coloque se ajustó con fuerza contra mi cuerpo, ocasionando que se me escapara un suspiro. A pesar de la costumbre, nunca podía evitar poner una cara simpática al sentir el delicado hilo dental deslizándose entre mis nalgas. Asi las cosas, como pude trate de concentrarme nuevamente en mi ropa.

No tarde mucho en decidirme entonces por unos pequeñísimos shorcitos blancos que apenas cubrían mis firmes glúteos y se veían sumamente coquetos y tentadores. Luego, con mucha picardía, me puse una playerita negra ajustada que hasta tenia el cinismo de dejar mi sexy ombligo al descubierto.

Finalmente, el conjunto lo complemente unos lindos tenis negros para correr. Entonces me mire en el espejo durante unos segundos, y honestamente no pude evitar sentir algo de preocupación al ir vestida así... tan sexy y reveladora... solamente para ir a correr.

Pero las dudas no me duraron mucho. Siempre he creído que la ropa debe reflejar el estado de animo de una persona, y en mi caso.. pues, creo que mi animo era bastante evidente.

Sin darme tiempo para dudar, sonriendo salí de la casa y trotando me puse en marcha hacia la cancha de fútbol.

La cancha de fútbol era un lugar precioso, ya que estaba ubicada en el corazón de una zona boscosa cercana a la escuela. Gracias a eso estaba rodeada de suaves colinas verdes y bellos y gigantescos árboles que le daban al lugar una apariencia casi mágica.

No importaba cuantas veces fuera, siempre me maravillaba de este lugar como si fuera la primera vez.

Trotando todo el camino, tarde apenas unos 7 minutos en llegar. Una vez ahí, lo primero que pude ver fue que varios chicos estaban jugando un partido de fútbol. Eran aproximadamente 12, y con algo de esfuerzo alcance a reconocerlos a casi todos, ya que la mayoría tomaban clases de conmigo durante la semana.

Sonreí pícaramente y camine en dirección de la cancha...

Una vez ahí, y sin decir nada, comencé a trotar ligeramente alrededor de la misma, y justo en ese momento vi que los chicos detuvieron el juego y comenzaron a observarme obsesivamente. Me sonroje un poco, ya que casi podía sentir sus miradas lujuriosas sobre mi, pero a pesar de todo decidí ignorarlos y seguí trotando.

"!Hola maestra Alina!" Me gritaban de repente algunos de ellos, a lo cual respondía con una tímida sonrisa, pero sin desacelerar el ritmo. Después de un rato así, me dio curiosidad notar que todos seguian muy callados. Tratando de no ser muy obvia, voltee a verlos discretamente para ver que tramaban.

Los chicos seguían sin reanudar el juego y no me quitaban la vista de encima. Pude oír que estaban murmurando algo entre ellos, y al ver todo esto comencé a sentir una curiosidad tremenda.

Pero cerré los ojos durante unos instantes, y trate de concentrarme únicamente en la pista. ¡Ah.. pero era tan difícil! Esa mañana en particular me sentía sumamente caliente y el tener toda esa atención sobre mi solo intensificaba aun más mis emociones.

Trate nuevamente de ignorar todo, y acelere un poco el paso. Así anduve durante unos minutos, perdida en mis pensamientos, hasta que de repente un balón de fútbol pasó a toda velocidad frente a mi, apenas a unos centímetros de mi cara.

"¡¿Maestra Alina, esta usted bien?!" Me grito uno de los chicos desde la cancha, mientras corría afanosamente en mi dirección.

"...S...si.. " Dije algo asustada, mientras me detenía. " Solo fue el susto.. pero no me paso nada, gracias.."

"Que bueno.. no nos hubiéramos perdonado si a usted le hubiera pasado algo, Maestra.." Me contesto el chico mientras le sonreía con una mirada de complicidad al resto de los muchachos, que se rieron un poco.

"A propósito, soy Joaquín Álvarez, y tomo la clase de los miércoles con usted..." Dijo con una seguridad fingida.

"Si, te recuerdo, Joaquín... se que no llevaste la tarea que pedí el otro día, eh..." Conteste, mientras lo miraba con una ligera expresión de reproche.

"Ah...es que...yo...hmmmm.. no se..es que.."El chico trato de responder e inventar una excusa rápidamente, pero sin mucho éxito.

"Esta bien, no te preocupes.. no te voy a regañar...por ahora.."Dije, adoptando una actitud algo mas relajada y sonriendo un poco.

Joaquín era uno de mis alumnos mas problemáticos. Era bastante alto y atlético a pesar de su corta edad. Tenía el cabello negro y algo largo, y casi siempre andaba con una expresión dura en su cara, como si fuera realmente un malvado... aunque yo siempre veía mas allá de su fachada.

Era un chico que había tenido una infancia difícil, ya que desgraciadamente hacia apenas 5 años su madre había muerto, y se había criado con su padre, que era camionero. Por esta misma razón, era muy rebelde, y sumamente agresivo.

Incluso, en mas de una ocasión lo había tenido que enviar a detención por sus constantes peleas con los demás chicos. Pero a pesar de todo, había algo que me gustaba de el, ya que yo era la única maestra a la el cual respetaba. Mientras que a los demás maestros los enfrentaba constantemente, conmigo se comportaba como si fuera un dulce corderito.

Volviendo a la realidad, busque con la vista el balón y vi que había aterrizado en unos arbustos cercanos. Camine hacia el y con un ágil movimiento, lo patee de vuelta a Joaquín.

"¡Maestra Alina, usted... sabe jugar fútbol..!" Dijo asombrado, mientras apretaba el balón entre sus manos.

En ese momento los otros chicos se acercaron a nosotros. Sin problemas los reconocí a todos, puesto que tomaban conmigo varias clases. Vi que ahí estaban Mateo, Eduardo, Richard, José, Alberto... en fin.. varios de mis alumnos. Me mordí los labios coquetamente, notando que tenían la misma mirada de asombro que Joaquín al verme patear el balón de esa forma.

".. Es que yo antes jugaba en una liga femenil, pero por cosas de la vida terminé estudiando para ser maestra..." Conteste algo apenada mientras les sonreía ligeramente.

"Maestra Alina.. ¿ Le gustaría jugar un rato fútbol con nosotros?" Me pregunto un chico gordito y simpático al que reconocí como Esteban, un alumno de mis clases del viernes.

"Hmmmmm... bueno.. creo que les puedo enseñar algunos trucos.." Dije de forma desafiante aunque picara, causando que varios de los chicos se rieran por el comentario.

Sin darles tiempo a nada, camine hasta el centro de la cancha y puse el balón el en suelo.

"Comencemos..."

Rapidamente los chicos se organizaron respecto a quien deberia estar en que equipo. Me asignaron al equipo de la derecha, y me extrañó ver que todos los chicos al parecer querían jugar en el bando rival ( Luego comprendí el porqué? ).

Despues de unos segundos el juego comenzó sin sobresaltos. Lo primero que hice fue correr en dirección a la portería contraria, mientras Joaquín corría cerca de mi, con la intención de ayudarme en caso de que fuera necesario.

Pase mis dedos juguetonamente por mi cabello, mientras veía que a la distancia uno de los chicos de mi equipo pasaba entre 2 rivales, y corría en mi dirección.

Con un rápido movimiento, el chico alcanzo a mandarme un pase, que controle con elegancia y rápidamente voltee mi cuerpo hacia la portería contraria con la intención de tirar.

Pero en eso, uno de los chicos, Alfonso, alcanzo a ponerse frente a mi y con sumo cuidado, tratándome con muchísimo respeto, pateo el balón de entre mis pies y me lo quito.

"¡Ahh.. casi logro tirar....!" Dije riéndome infantilmente, mientras los demás chicos me miraban con aprobación. Al parecer habían visto que sabia en efecto jugar bien, y que era digna de su confianza.

Pero no me dio tiempo de pensar nada mas, porque apenas un segundo después me lanzaron otro pase y con agilidad gatuna logre desviarlo apenitas para meter un gol.

"¡Gooooollll!" Grite emocionada, mientras sentía una ráfaga de adrenalina recorrer todo mi cuerpo. Salte eufórica una y otra vez, mientras los chicos corrían hacia mí y me felicitaban en grupo.

Pero entre el alboroto de las celebraciones, sentí entonces que algunas manos picaras me apretaban las nalgas y me acariciaban las piernas. Suspire apenada, sin saber como reaccionar, aunque al final me decidí por fingir demencia y dejar que los chicos siguieran con sus "calidas" celebraciones. A decir verdad, no me habían caído nada mal.

En efecto, creo que era obvio que no me molestaba en absoluto ser el objeto de tantas "atenciones" por parte de los chicos, y además el sentir esas manos recorriendo mi cuerpo de esa forma tan... burda...solo hacia que mi calentura se incrementara exponencialmente.

En este momento, todo mi ser pedía a gritos ser usado sexualmente, y si seguían así las cosas, no sabía cuanto tiempo más podría resistir o que podría pasar. Mire a los chicos, que seguían celebrando el gol apretados a mi alrededor, y me reí un poco. Quizás esta podría ser una experiencia más divertida de lo que pensé.

Al cabo de unos segundos se reanudó el partido, y trate nuevamente de correr hacia la portería contraria rápidamente para anotar. Pero asi las cosas, después de unos minutos de juego noté que ahora los chicos me daban el balón constantemente, y comenzaban a ser mas directos en sus cachondeos conmigo.

A diferencia de cuando comenzó el juego, ahora apenas recibía la pelota los defensas contrarios se pegaban a mi de una forma bastante lujuriosa y agresiva, sujetándome por la playera y jalonándome de un lado para el otro sin darme oportunidad de hacer nada.

También en otras ocasiones, cuando yo luchaba por retener el balón, los chicos se colocaban detrás de mi y me sujetaban de la cadera con las manos, jalándome hacia ellos. En mas de una ocasión pude sentir sus firmes erecciones apretándose contra mis nalgas, a lo cual yo reaccionaba frotándome sutilmente siguiéndoles la corriente.

Incluso en algunas raras ocasiones, cuando lograba engañarlos con una finta, me rodeaban con el brazo la cintura y me tiraban al pasto. De alguna forma, siempre se las ingeniaban para "caer" encima de mi, y algunos hasta tenían el cinismo de colocarse entre mis piernas mientras yo me reía inocentemente de toda esta situación.

Pero yo, lejos de molestarme, me estaba divirtiendo de lo lindo. Me encantaba tenerlos así de excitados, como si fuera yo una gatita y ellos mis tiernos ratoncitos.

Era un juego delicioso, y conforme pasaban los minutos yo me ponía más y mas ansiosa. Comencé a sudar mucho, y esto tuvo algunos efectos "imprevistos" en mi ropa. Mi playerita estaba empapada, y se pegaba alrededor de mis pechos como si fuera una segunda piel, lo cual generaba muchísimas miradas ya nada discretas de parte de los chicos.

Al mirar hacia abajo, también note con algo de preocupación que el sudor había hecho que la tela blanca de mis shorts se volviera algo translucida, y la delicada silueta blanca de mi tanga estaba ahora a la vista de todos los chicos.

Respire profundamente y nuevamente sentí la adrenalina recorriendo mi cuerpo al darme cuenta que para fines prácticos, estaba jugando casi desnuda. Pero como pude trate de no darle tanta importancia, y me concentre nuevamente en el juego.

El partido se prolongo durante más de una hora. Desgraciadamente, a pesar de mi esfuerzo y que metí 3 goles, el marcador final quedo en contra de mi equipo.

Estaba exhausta, y sudaba copiosamente. Había sido un partido bastante duro y peleado. Reflexione acerca de lo que había sucedido, y sonriendo pensé que no había quedado ningún chico que no me hubiese manoseado hasta el cansancio durante el juego. Voltee a ver de reojo a los chicos, y por sus caras y "discretas" erecciones, sabia que no se quedarían tranquilos nada mas con el show que les había ofrecido hasta ahora.

Perdida en mis pensamientos estaba cuando vi que algunos de los chicos traían una hielera y la colocaban a un metro de mi. Cuando la abrieron vi que estaba llena de cervezas, y antes de que los demás chicos pudieran agarrar nada, Joaquín tomo una y me la ofreció amablemente.

"Gracias.. Joaquín.. aunque no deberían de estar bebiendo cervezas, eh.. aún son muy chicos..." Le dije con un tono de voz regañón, aunque inmediatamente le di un sorbo a la cerveza.

"Bueno.. maestra.. es que hoy es una ocasión especial... es usted desde ahora una jugadora mas en nuestro equipo..." Dijo el mientras me miraba los pechos sin mucha sutileza.

Sonreí algo apenada al ver esto, y le di otro trago a mi cerveza. Mire al cielo, y por los tonos amarillos pude ver que la tarde se acercaba.

"No es posible.. ¿ Son ya las 3?" Pregunte con incredulidad mientras revisaba mi reloj.

"Si.. que rápido se pasa el tiempo cuando uno disfruta.. ¿Nó?" Contesto uno de los chicos, lo cual genero una ligera risa entre los demás.

"Bueno.. supongo que si.. la verdad me divertí mucho.." Dije con algo de coquetería, mientras jugaba con mi cabello.

Justo entonces me di cuenta que los chicos habían formado un circulo a mi alrededor, y me observaban de una forma rara. Alcance a oír que estaban cuchicheándose algo entre ellos, y al parecer Joaquín, en su función de "líder" del grupo, estaba a punto de decir algo.

"Maestra.. es que.. hay una tradición que nosotros seguimos en este equipo.. pero..." Dijo Joaquín de repente, aunque visiblemente nervioso.

"Vamos.. dile.. no seas cobarde..." Le decían con voz baja los demás chicos a su lado, tratando de animarlo. Yo le di un sorbo a mi cerveza, y mire a Joaquín con genuina curiosidad acerca de lo que me iba a decir.

"Bueno.. es que.. como su equipo perdió.. y usted es nueva jugadora.. pues.. verá..."Dijo, sin atreverse a continuar.

"Anda, dime.. seguramente es algún ritual de iniciación o algo así ¿No?" Respondí entre risitas, tratando de sonar segura.

"La situación es esta, maestra... usted debe desnudarse por haber perdido... y solo así será aceptada dentro del equipo.." Dijo Joaquín, poniéndose visiblemente rojo de la pena.

Yo me quede sorprendida, y casi se me cae la cerveza al oír esto. Los demás chicos se quedaron en silencio, temerosos de como fuera a reaccionar yo. Vi en sus caras que, a pesar de que estaban sumamente nerviosos por lo que acababa de suceder, no me quitaban la mirada de encima ansiosos de saber mi respuesta.

Sonreí muy levemente, y deslice mis dedos por mi cabello, mientras me paseaba nerviosa de un lado al otro. Pensé acerca de esta situación durante unos segundos que me parecieron años.

¿Debería hacer esto? Mi cuerpo sin duda decía que si, pero yo no podía evitar pensar en las posibles consecuencias. Si la gente se enterara de esto, seria algo gravísimo. Seguramente perdería mi licencia de maestra.

Pero...

¡Ah!... pero después de todo, yo nunca había sido una persona muy "racional" que digamos. Además, pensé, la vida hay que vivirla, y si hay que correr riesgos así para sentirse viva, pues que más da. Lo único que me importaba en este momento era mi urgente necesidad de desahogar mi calentura.

Voltee a ver a los chicos, y sin decir nada me agache y coloqué mi cerveza en el pasto. El silencio en el lugar era absoluto. Pude sentir como ellos contenían la respiración y no se movían ni un centímetro, esperando lo que yo fuera a hacer después.

Lentamente, mientras los miraba uno por uno con una actitud retadora, deslice mis dedos por los costados de mis shorts, y comencé a jalarlos hacia abajo. Poco a poco mi delicada tanga blanca fue quedando al descubierto, y conforme me agachaba mas pude ver en sus caras una expresión de lujuria pura al ver mis firmes y bien formadas nalgas quedar también expuestas a sus ojos.

Sonreí sensualmente mientras me ayudaba con mis pies para despojarme por completo de mis shorts, y acto seguido cruce los brazos y agarre por la base los costados de mi playerita negra. En un solo movimiento me despoje de ella, y al hacerlo mis firmes y blancos pechos quedaron también a la vista, lo que genero un ligero murmullo colectivo de admiración que me causo algo de gracia.

Yo estaba nerviosísima, y respire profundamente para calmarme. Me detuve por un momento para ver sus caras y su reacción, y creo que esto parecía un concurso de estatuas. Los chicos estaban completamente en shock por lo que estaba sucediendo.

Les cerré un ojo pícaramente, y con una actitud juguetona, agarre mi diminuta tanga blanca.. y haciendo acto de todo mi valor, delicadamente me la quité. Sonreí un poco, mientras mi delicada concha, apenas cubierta por una fina capa de vello negro, quedaba de esta forma también libre de sus ataduras.

Me quede quietecita durante unos segundos, en los cuales ninguno de los chicos se atrevió a hacer o decir nada. Puse mis manos en mi cintura, y adopte una pose algo sensual inclinando mi cuerpo a un lado, pero siempre manteniendo una actitud retadora en mi cara mientras esperaba alguna reacción por su parte.

Hasta que súbitamente, los chicos comenzaron a gritar emocionados mi nombre:

"¡Alina...! ¡ Alina....!" Gritaban en jubilo, sin quitarme la vista de encima.

Me reí un poco al ver esto, y cubrí mi cara con mis manos, sintiendo como una ola de calor y vergüenza recorría todo mi cuerpo. Aquí estaba yo, completamente desnuda, salvo por mis tenis, enfrente de 10 chicos que no solo eran mucho menores que yo, sino también mis alumnos.

Sentía muchísimo calor, y vi como todo mi cuerpo estaba bañado en sudor. Camine un poco de un lado para el otro echándome aire con las manos, mientras que los chicos seguían armando un relajo por lo que estaba sucediendo. Mientras que unos cantaban mi nombre sin parar, otros se habían tranquilizado y se dedicaban a admirarme de una forma descarada.

"¡ Uff..! Bueno.. me atreví ¿No?" Dije en voz alta, mientras Joaquín cruzaba los brazos y ponía una cara juguetona.

"Claro.. maestra.. la verdad.. nunca pensé que.. usted lo haría..." Dijo el, sonrojándose nuevamente al ver mi cuerpo desnudo.

Sonreí un poco al oír esto, y vi que los muchachos se habían calmado ya y ahora solo bebían sus cervezas mientras me seguían comiendo con la mirada. Me dio algo de sed, y busque la cerveza que había dejado en el pasto hace unos segundos. Pero cuando me estaba agachando a recogerla, Joaquín juguetonamente me empujo por un lado y con torpeza caí de rodillas al pasto.

En ese momento, al estar así arrodillada y rodeada por ellos...pude ver que algo en el ambiente había cambiado. Al ver sus caras, vi que los chicos me miraban ahora de una forma rara... no se... diferente. Como si tuvieran un hambre inmensa y yo fuera la mas deliciosa comida que hubieran visto en años.

12